Como dicen las abuelitas: en todos lados se cuecen habas. Las aseguradoras que se niegan a pagarle a sus clientes abundan alrededor del mundo, llevando los casos hasta los bufetes de abogados en cobro de seguros y las últimas consecuencias, tratando de desesperar al cliente para que desista de la demanda y acepte la decisión que tome la aseguradora. Sin embargo, en esta ocasión la excusa es muy elaborada y ha levantado las más minuciosas investigaciones periciales.
En Nueva Zelanda, el expatriado británico Christopher Robinson fue víctima de un incendio en su mansión, valuada en más de un millón de euros: el 9 de septiembre de 2011 Robinson y su familia viajó a Hamilton como paseo, al filo de la medianoche, sus vecinos llamaron a los servicios de emergencia para notificar el incendio en la casa de la familia Robinson; la casa y su coche, un Mercedes Benz clase E se incendiaron completamente.
A cinco años del trágico accidente, la familia Robinson no ha recibido ni un centavo por parte de Seguros AIG, ya que el gigante de los seguros indica que el fuego fue provocado de forma remota, ya que el informe pericial indicó que un ordenador de sobremesa, marca Hacer, fue utilizado de forma remota la noche del incendio. Además del ordenador, se encontraron los restos de dos impresoras conectadas al PC y el rastro de un acelerador como la gasolina.
La teoría de los investigadores de la aseguradora es que Robinson utilizó un programa en Hamilton para iniciar sesión en la PC de forma remota y que el ordenador envió un comando a la impresora, para que al sacar el papel impreso se soltara un trozo de cuerda unido a un interruptor, el cual activaría una batería de 12V y encendiera un fósforo, prendiendo un líquido inflamable y provocando el incendio en la mansión.
Por descabellada que suene la teoría, la policía tomó como verdaderas las pruebas de acceso remoto en el ordenador, por lo que el señor Robinson fue acusado de fraude y de provocar el incendio. Sin embargo, a principios de este año, la teoría de la aseguradora fue desacreditada cuando los fiscales no pudieron comprobar que el comando de impresión haya sido activado. A pesar de que se han realizado minuciosas investigaciones periciales en todos los equipos informáticos de la casa, la aseguradora insiste en que el fuego se inició deliberadamente y se niega a pagar por los daños.
Sin embargo, en mayo de este año el señor Robinson fue condenado a nueve meses de detención domiciliaria al encontrarlo culpable de extorsión debido a un correo electrónico amenazante a la aseguradora, debido a la desesperación de estar en quiebra y esperando que el sistema de justicia desacredite la teoría de la aseguradora y le brinden el pago justo por los daños.
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