Hace 8 meses mi familia tuvo un imprevisto muy fuerte, y me vi en la penosa necesidad de solicitar un préstamo en una Financiera por la cantidad de $4,000; el pago a la semana era de 215 pesos, lo que daba un total de 10,300 para saldar mi deuda. A pesar de saber que era un pago exagerado, tuve que aceptar pues el problema era grave, mi primer error fatal.

Cuando llegué a realizar mi primer pago, de 215, la cajera me dijo que eran 255 por gastos de investigación y seguro de desempleo, esto iba a ser por un mes… pagué 3 semanas la misma cantidad, sin embargo, me llegó un pago atrasado que supuestamante tenía, y fue cuando decidí liquidar mi cuenta para no pagar la cantidad exagerada que me desglosaron al principio. Ese fue mi segundo error: al llegar a la caja me dieron un total de 5,900 pesos por supuestos intereses generados por el monto total, además de una penalización por pagar antes de tiempo.

Como no llevaba conmigo tal cantidad de dinero, regresé después de unos días mientras lo conseguía… esa semana no pude realizar el pago, fue cuando comenzaron las llamadas telefónicas, donde me perseguían cual criminal. Al cabo de una semana más, acudí a la financiera con 6,400 pesos, pensando que con eso liquidaría mi cuenta. Cuál no sería mi sorpresa al enterarme de que debía 6,900 por los intereses generados… no lo podía creer, pero aún así pagué lo que llevaba conmigo, mi tercer error.

La cuenta creció y creció con el paso de las semanas, no bajaba a pesar de que pagaba cuanto tenía en mis manos, pero sólo lograba pagar un promedio de 20 pesos al saldo de mi deuda, todo lo demás era intereses, y las llamadas telefónicas no cesaban.

Cuando finalmente pude pagar los 3,500 pesos que se supone debía, la financiera se negó a entregarme el pagaré que firmé, afirmando que se encontraba en León, mientras que yo radico en Veracruz.Al pensar que no habría problemas con esto, y que me adeudo estaba saldado, dejé de pagar, pero comenzaron las llamadas afirmando que estaba atrasada en pagos.

En ese momento decidí acudir a levantar una queja a la Condusef, quien me indicó que había que conseguir el pagaré, pese a tener en mi poder todos los comprobantes de pago, el proceso tardó seis largos meses, en los que tuvimos que soportar más llamadas que iban subiendo de tono hasta llegar a decirme “ratera”. Finalmente, pudimos conseguir el pagaré, pero ahora jamás podré volver a solicitar un crédito, ni con la financiera ni con otra entidad bancaria, no porque no quiera sino porque mi nombre y el de mi pareja se encuentra en el buró de crédito.

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